De alguna manera, Puerto Natales ha logrado mantener su carisma y sensación de ciudad pequeña pese a ser el acceso a los sitios más visitados de la Patagonia chilena. Así, de buena cocina, entretenidos paseos, ambientes cálidos y mucha historia, ha logrado convertirse en una experta.
Caminar admirando el canal Señoret con las montañas y fiordos como escenario principal, sintiendo el fresco viento patagónico en el cuerpo es quizás una de las experiencias más apacibles para sumergirse en la Patagonia austral. Esta descripción no es nada más ni nada menos que la de un paseo por la costanera de Puerto Natales, la puerta de entrada para tantos atractivos de la Región de Magallanes.
Pero la ciudad es también ese refugio al que llegar después de jornadas completas de aventura. Ese sitio cálido y acogedor para descansar los pies tras un día de trekking por el Parque Nacional Torres del Paine o el mirador Dorotea. O el lugar ideal para sentarse a mirar las postales capturadas de los cóndores volando sobre el cerro Benítez. Este panorama es, precisamente, el que ha convertido a Puerto Natales en un epicentro turístico lleno de buenos hoteles, exquisitos restaurantes para probar el cordero al palo y, por supuesto, un lugar para volver muchas, muchas veces en la vida.
¿Dónde queda Puerto Natales?
Puerto Natales está ubicada en la parte norte de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, a orillas del canal Señoret. Para llegar allí es necesario tomar un avión hasta Punta Arenas y, desde ese punto, un transporte terrestre hasta Puerto Natales, en un trayecto de 246 kilómetros que dura poco menos de cuatro horas.
En temporada alta algunas líneas aéreas abren vuelos de Santiago a Puerto Natales, para aprovechar la mejor época turística del año.
Mejor época para ir a Puerto Natales
Al ubicarse en el extremo sur de Chile, Puerto Natales y la Patagonia en general presentan temperaturas muy bajas durante todo el año. Sin embargo, los mejores meses para visitar Puerto Natales son de octubre a marzo, destacando especialmente la temporada de verano.
Durante la época mencionada los termómetros suelen promediar 12°C, con días en los que puede llover y salir el sol en todo su esplendor en sólo un par de horas. Sin embargo, hay que tener en consideración que entre abril y septiembre se desarrolla la temporada más fría, con altas probabilidades de lluvia e incluso de nieve.
Por eso, si de qué llevar a Puerto Natales se trata, lo mejor es considerar ropa por capas, sin dejar de lado una primera y segunda capa, además de chaquetas y zapatos aptos para la lluvia. Además, es recomendable llevar siempre un gorro, bloqueador solar y lentes.
Gastronomía típica de Puerto Natales
Decidir qué comer en Puerto Natales puede ser una tarea difícil, porque definitivamente su gastronomía es un imperdible. Y vaya que vale la pena encontrar los lugares adecuados para probar las especialidades de la ciudad.
Un clásico de clásicos es el famoso cordero al palo. Conocido también como cordero magallánico, se distingue del resto de los de su especie por tener más músculo que grasa y su preparación es todo un ritual. Durante horas este animal se asa sobre leña, con el fuego llegándole en la posición justa para cocinarse de manera lenta y pareja.
La situación privilegiada de Puerto Natales la convierte en el lugar ideal para comer centolla magallánica. Quizás no sea de los mariscos más baratos, pues este crustáceo es tan difícil de pescar, que puede llevar hasta cinco meses conseguirlo. Sin embargo, los restaurantes de la zona hacen maravillas con él, destacando por sobre todo preparaciones como el chupe.
Otro ingrediente primordial en la cocina natalina es el calafate. Este exquisito fruto es endémico de la Patagonia chilena y argentina, y ha servido no sólo para crear deliciosos postres, sino también tragos. Así las cosas, nadie debiera dejar la ciudad sin antes probar el calafate sour, todo un emblema de la coctelería local.
¿Qué hacer en Puerto Natales?
Recorrer la ciudad
Lo primero que uno quiere hacer al llegar a un lugar nuevo es ponerse zapatos cómodos, tomar un mapa y salir a caminar por la ciudad. Y eso es, precisamente, lo que invita a hacer Puerto Natales. Por suerte, gran parte de sus atractivos se concentran en la costanera, que por casi tres kilómetros acompaña al canal Señoret de norte a sur.
Con los cerros Mocho, Benítez, Balmaceda, Ballena y Tenerife como telón de fondo, lo primero que aparece en este paseo es la Monumento de la Mano. Se trata de una escultura que representa cinco dedos emergiendo desde el suelo, hecha en 1993 como una réplica a La Mano del Desierto que el artista Mario Irarrázaval construyó en el desierto de Atacama.
Caminando un poco más está el Muelle Histórico Braun & Blanchard, del que en realidad solo quedan los barrotes de madera que lo sostuvieron durante su funcionamiento. Es una hermosa postal sobre todo al atardecer, por lo que vale la pena conocerlo cuando se pone el sol.
Las estacas de madera del muelle histórico siguen siendo un emblema de la costanera
La costanera continúa sorprendiendo, ésta vez con el Monumento al Viento, una escultura hecha por la escultora chilena Marcela Romagnoli, bautizada originalmente como Amores de Viento en Natales. Junto a ella se encuentra el muelle Índigo, con su pasarela de madera sobre el mar.
Finalmente, en el último extremo de la costanera está el muelle de Los Pescadores, un colorido y pintoresco lugar al que llegan todas las lanchas con los productos frescos sacados de las aguas del canal y sus alrededores.
Para terminar de conocer Puerto Natales, hay que dar un paseo por la Plaza de Armas y las calles de los alrededores, donde se desarrolla la vida comercial y gastronómica de la ciudad. Además, a pocos metros está el Pueblo Artesanal Ether Aike, un lugar perfecto para adquirir artesanía en cuero y madera, joyas, recuerdos de la Patagonia y mucho más.
Puerto Bories
Unos pocos kilómetros al norte está Puerto Bories. Pese a ser una localidad muy pequeña, funcionó como el primer asentamiento de la Provincia de Última Esperanza y los obreros que allí trabajaban fundaron Puerto Natales como su ciudad dormitorio.
Puerto Bories adquiere especial importancia por la historia que tiene detrás. A principios del siglo XX se instaló allí el matadero más grande de la zona, que enviaba subproductos de oveja a Europa. Pocos años después, se convirtió en el epicentro de un negro episodio, cuando producto de una huelga por reformas laborales diez obreros murieron en un incidente con la policía.
Si bien el matadero cerró sus puertas en 1970, hoy Puerto Bories aún guarda resabios de su época de oro. Lo que era el frigorífico ha sido convertido en el lujoso hotel The Singular Patagonia, que además guarda un museo imperdible para conocer el pasado de la zona.
Parque Nacional Torres del Paine
Si hubiera que hacer una lista con los lugares más visitados de Chile, de seguro el Parque Nacional Torres del Paine estaría en los primeros lugares. Tal es su riqueza natural, que no sólo es considerado una Reserva de la Biósfera de la UNESCO, sino también la Octava Maravilla del Mundo.
Este parque se encuentra a 112 kilómetros de Puerto Natales y es el hogar de cordones montañosos, ríos, lagunas glaciares y espectaculares accidentes geográficos. Todo eso lo convierte también en un espectacular lugar para los amantes del senderismo, con dos rutas principales: el circuito W, que se puede recorrer en unos cinco días, y el circuito O, que requiere de alrededor de ocho.
El Parque Nacional Torres del Paine es considerado Reserva de la Biósfera por la UNESCO
Pero no es necesario ser un experto en trekking para poder disfrutar del Parque Nacional Torres del Paine. Varios son los tours por un día que permiten llegar hasta la base de las torres, o incluso recorrer parte de los senderos, para ver lo más destacado de sus paisajes.
Definitivamente, entre los puntos más destacados del lugar figuran Base Torres, los lagos Nordenskjöld, Pehoe y Sarmiento, la Laguna Amarga, el glaciar Grey y los innumerables miradores que regalan vistas de no creer.
Cueva del Milodón
Se encuentra a 24 kilómetros de Puerto Natales, en el cerro Benítez, y adquiere especial importancia por conservar signos de habitantes humanos de hace más de 14 mil años. La Cueva del Milodón recién fue descubierto en 1895 por el alemán Hermann Eberhard, quien también habría encontrado restos de piel de un enorme animal prehistórico.
Claramente, se trataba del milodón, gracias al cual este lugar es hoy considerado Monumento Nacional. Para hacerse una idea de cómo era este mamífero, en el lugar se instaló una réplica de madera que da la bienvenida a este singular paseo por la caverna.
Cóndores cerro Benítez
Más allá de la Cueva del Milodón, el cerro Benítez es una atracción por sí solo. La idea es alcanzar la cumbre a 550 metros sobre el nivel del mar, para vivir una de las experiencias más asombrosas de la Patagonia: el avistamiento de cóndores andinos.
La caminata dura aproximadamente una hora y media hasta el punto de observación, que en días despejados también regala espectaculares panorámicas a la laguna Sofía y los fiordos Eberhard y Última Esperanza.
Mirador Dorotea
Con un buen par de zapatos, cualquiera puede adentrarse en el cordón montañoso de la sierra Dorotea. El inicio del camino está a nueve kilómetros de la ciudad y transcurre por otros dos kilómetros entre espectaculares bosques y praderas que se pueden recorrer a pie o a caballo.
Al final del recorrido, alcanzando los 800 metros de altura, es posible deslumbrarse con una panorámica imperdible: a lo lejos se vislumbra la ciudad de Puerto Natales, el fiordo Última Esperanza y el golfo Almirante Montt. Hacia el otro lado, la estepa patagónica de Argentina regala toda su belleza.
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